Fue un 18 de diciembre de 1673, fiesta dedicada a la Expectación de la Virgen...la Virgen de la Esperanza, esa talla tan famosa que desde Triana procesiona acudiendo a la Catedral año tras año y que los trianeros le tienen su particular devoción.
En lo alto del campanario, donde se alza un nido de cigüeñas, a ras del brillo azulejero de la torre de "la abuela" (así se le llama en Triana a la madre de la Virgen, Santa Ana), sonaban a intervalos sonoros repiques de fiesta grande.
Los monaguillos tocaban con fuerza los badajos de las campanas para darle los toques de fiesta que precisaba la solemnidad y lo hacían con complacencia sabiéndose admirados desde la plaza...y era corriente que muchos de estos monaguillos se abrazasen a las campanas volteándose con ellas como si fuesen aspas vivas de molinos, por instantes sus menudos cuerpecillos flotaban aleantes en el espacio con solo sus pequeñas manos asidas a las campanas volteando....era una imprudencia que el párroco no podía evitar a los traviesos chicos.
Se acercó a la torre para que le vieran los monagos desde arriba y haciendo con sus manos las veces de bocina les gritó aunque aquellos diablillos que giraban enloquecidos con las campanas ni siquiera le escucharon.....Todo era inútil.
De golpe sucedió algo inevitable.
Al párroco le entró un sudor frío, húmedo y pegajoso.....y como todos contemplaron el descenso acelerado del niño precipitándose al vacío enredado en el rojo y blanco de sus ropas de acólito y le sintieron rebotar sobre el suelo, como una pelota bicolor con tan gran estrépito que el susto paseó sus alas negras de luto a ras de los corazones suspensos.
Los curas se acercaron de prisas y lo llevaron en volandas al templo y allá en la sacristía lo examinaron cuidadosamente...no daban crédito a lo que presenciaban, le hicieron andar y el niño no se resintió de nada.
El prodigio, creyeran o no en lo sobrenatural era patente....cuando volvieron a la nave de la iglesia de Santa Ana (catedral de Triana por ser más antigua que la catedral de Sevilla) pudieron ver que la imagen sedente de la Señora Santa Ana esbozaba un amago de sonrisa....
Así consta en los archivos parroquiales.
LOS OJOS DE LA SEÑORA DE TRIANA.
Muchos aseguran que es rigurosamente cierta y que fué vivida por ellos,y algo de realidad hay en ella.Pero lo que nadie duda es la belleza de esta historia,en la cual se nos hace entender el por qué de la belleza(la Esperanza es siempre piropeada con la palabra "guapa")de esta Virgen,como es resultado de que en ella veamos reflejado lo mejor de nuestro sentimiento y de nuestras almas.
A finales de los años setenta,un hombre natural de Madrid y establecido alli quiso venir a conocer la Semana Santa de Sevilla,animado por su hijo de 15 años.A este hombre la vida parecia sonreirle,todo corria con viento a su favor;su situacion económica,sus amigos,su familia,su posicion social considerada y distinguida...
Este hijo suyo habia visto fotografías de la Esperanza de Triana y todo su interés era verla en la Madrugada del Viernes Santo;le parecia una imagen extraordinariamente bella,algo fuera de lo común.El padre,un tanto esceptico,lo escuchaba y sin querer quitarle la ilusión,accedió a ver lo que para él era una Virgen mas,que no destacaba precisamente por su belleza.
Cuando en medio del clamor y del entusiasmo apareció la Esperanza,el hijo,acunado por los gritos que le decian ¡guapa! y los aplausos, quedó maravillado y sonriente,felíz de contemplar aquello que consideraba un prodígio.Al padre,los piropos le parecian provenientes de partidismo y fanatismo de algunos,algo que no se correspondía con la realidad del rostro de la Imagen.
Pero lo que verdaderamente le llamó la atención, fué lo siguiente: de los ojos profundos de la Esperanza,este hombre veia caer lágrimas de verdad.Restregándose los ojos,no queria creérselo.Pero la miraba una y otra vez,y por más que lo hacía,mas lágrimas veía caer de aquellos ojos negros.
Sorprendido,volvió a su ciudad sin querer prestarle demasiada atención al tema.Pensaba que sería el efecto de la cera,o de una sugestión mental...El hijo había quedado prendado de la Esperanza.
Tanto fué así, que al año siguiente volvieron otra vez ante la insistencia de él,que no queria perderse a la Virgen trianera caminando por sus calles.El padre,para autoconvecerse de que lo vivido el año anterior habia sido una enajenación mental,acudió también con el hijo a contemplar el tránsito de la Cofradía.
De nuevo la felicidad del hijo y la puesta en duda del padre de la supuesta belleza proclamada de la Imagen.Claro, que en medio del delirio de los trianeros y de la felicidad de su hijo,no dijo nada de esto, pero la sorpresa le hizo temblar las piernas cuando vió de nuevo brotar llanto de los ojos de la Virgen.Confuso le pregunto a su hijo:
- ¿No...no te parece que llora de verdad?
- ¿De verdad?
- Si,si,de verdad...¡Mira!¡Le caen lágrimas!
- Papá las lágrimas son de cristal,como todas las imágenes...
Su hijo no veía aquello.Algo sintió en su interior este hombre que le dejó el espiritu preocupado,no se podía explicar como le podia pasar eso a él.A los pocos meses de volver a Madrid,el hijo cayó enfermo y lo que parecia una simple enfermedad era la tapadera de algo mucho mas grave;el cáncer había minado el cuerpo del joven que,en tres meses,murió.
Todo fué derrota para este hombre;la vida le habia sonreido,pero ahora le daba la espalda,y se encontró con el vacío sin sentido de su dinero,de su situación y de su consideración social.Nada de eso le valia.Todos los días y las noches tenia un afán descabellado:buscar a su hijo,que el consideraba tan sólo perdido,como si recuperarlo fuera un hecho factible.
Aquella Semana Santa,quiso volver para ver a la Esperanza,la Virgen que tanto gustaba a aquel que se habia ido.Cuando apareció el Paso de Palio,rompió a llorar acordándose de la felicidad de su hijo al vivir esos momentos los dos años anteriores.Temeroso de encontrarse con algo que no comprendía;miró el rostro de la Virgen.
Era la misma,pero...¡no lloraba...,le sonreia!.Le pareció entonces la imagen mas bella del mundo...¡¡Si,era guapisima,más todavia!!.Pensó que como no se dió cuenta antes,y en ese momento,la búsqueda de su hijo perdido se la resolvió la Esperanza,pues,en su interior,sintió como le decía estas palabras:¡Esta conmigo!,¡Esta conmigo!
Comprendió entonces este hombre que su hijo viviría eternamente identificado con aquella Virgen y que era el amor,la fe y la devoción de su hijo y de todos los trianeros lo que esculpia la belleza del rostro moreno de la Esperanza de Triana.
LA INCREIBLE LEYENDA DEL MISTERIO DE LAS TRES CAIDAS (HDAD DE LA ESPERANZA DE TRIANA).
Sucedió en Triana , la noche más hermosa; Madrugá del Viernes Santo. La calle Ancha Pureza, como cada año, estalla de júbilo en apretada multitud, recibiendo el paso de misterio del Stmo. Cristo de las Tres Caidas.
En plena apoteosis de devoción, la gente va tomando posiciones. Detrás del paso, entre la muchedumbre que lo rodea, se colocó un niño de edad incierta y aspecto montañesino; pelo ensortijado, moreno de facciones perfiladas y rubor natural en las mejillas. Caminaba solo, marcando los pasos del tambor y las alpargatas costaleras y pronto se situó a la altura del zanco trasero derecho.
Comenzó a disfrutar del delirio, la plena conjunción de banda y cuadrilla; el izquierdo por delante, los solos interminables de Enmanuel y Rocío, la gracia y la anarquía del andar más genuino de Triana. El niño estaba absorbido por la emoción del ambiente, se hacía notar e intimidó al patero (hno costalero que va al borde de las patas del paso),con la primera pregunta:
- ¿Pesa mucho el paso?
- Esto que va a pesaá mi arma, (respuesta inmediata).
Cruzó el puente, relente y mareadilla del puerto camaronero, permaneció en su sítio, inmune, nada podía afectarle puesto que sus manos tocaron la madera forrada del zanco y se aferraron a ella como a un clavo ardiendo. En la pausa en que los costaleros tomaron su resfresco en Reyes Católicos, repararon en él; Le preguntaron que si venía sólo; se preocuparon por buscar algún pariente del crío; le recomendaron que tuviera cuidado con la bulla,insistieron en protegerlo y arroparlo casi pegado a los faldones.
Supieron que su nombre era Jesús y como costaleros de Triana generosamente, le hicieron una serie de dedicatorias al niño que vino acompañándolos desde la salida. En la Magdalena, pararon el paso a la altura de la entrada principal de la Parroquia, el niño se adelantó hasta el capataz; lo miró fijamente con sus ojos radiantes de asombro y le dijo:
- ¿Puedo llamar? –le preguntó en inocente tono.
Paco Ceballos,el capataz este hombre era capataz de este paso desde el año 2000...), quedó deslumbrado por ese brillo en la mirada que se confundía con el dorado espléndido del canasto.
Lo miró fijamente y no pudo por menos que dedicarle la mejor de sus sonrisas a la par que acarició tiernamente su pelo. El niño lo entendió, marchó a su sitio en la trasera del paso, donde los costaleros ya comenzaban a echarlo de menos:
- ¿Dónde está Jesús, ha encontrado a sus padres…?...¡Jesús, vente pa¨ca –mi arma- que vamo a entrá en Campana y allí se forma mucha bulla!
El niño se hizo un hueco en la trasera, su peso y estatura se lo permitieron. Iba a vivir todo el esplendor de la llegada oficial a Sevilla; Jesús, casi no respiraba, bajo la oscuridad sonora de los faldones, sintió el estado fébril de un costalero más, el sudor helado de la máxima concentración y responsabilidad, el entusiasta anhelo de rayar la perfección del trabajo bien hecho en Triana
Se confundían en sus oídos, los aplausos y los solos de la blanca infantería marinera; los olés del público, las arengas y consignas de la gente de abajo.
El trueno de la unánime ovación con que despide la Campana al paso cuando emboca Sierpes y los zancos se posaron nuevamente en el suelo, después de una nueva chicotá de ensueño. Jesús despertó de su letargo emocional, levantó los faldones, respiró el aire fresco de la anchura de los Palcos, pero continuó absorto, pegado a la pata que ya lo consideraba su ahijado. Ya iba por la Avenida, para hacer la cumbre de la Estación de Penitencia bajo el silencio gótico de la Catedral. Comenzaba a amanecer, Jesús no había visto nunca en la calle, un crepúsculo igual que el de las luces de la aurora en el Triunfo. Olor a calentitos en el postigo, color de la mañana para abrir el estómago.
- ¡Jesús, esto no ha hecho más que empezar!¡ Esta chicotá va por ti mi arma!
Le gritaron los costaleros...
Todos lo celebraron con unanimidad. El esplendor lució en el baratillo,en la calle Pastor y Landero... el niño iba cogido de la mano del patero, marcando el compás con sus menudos pies. El sol lo recibió en el puente y brilló el lucero como Estrella de la mañana en San Jacinto. El niño aguantó la muchedumbre en Santa Ana, protegido por todos, ya formaba parte de la cuadrilla, todos tomaron debida nota de él, desde el hombre de la caña hasta el de la escalera, pasando por contraguías, diputados y auxiliares, tanto fué así, que cuando el paso enfiló de nuevo la calle Pureza, Paco Ceballo, reclamó su presencia, lo llevó de su mano hasta el frontal, tocó el llamador con enjundia y se hizo el silencio:
- Niñooo, esta levantá vá por el niño Jesús…que ha salío con nosotro y vá entrá con nuestro Cristo, aquí a mi vera…lo quiero vé volá…¡oido, que él toca el martillo..tos poriguá, valiente…al cielo Triana…a esta é!.
En plena efervescencia de emociones, entre abrazos y besos plagados de lágrimas en los ojos, cuando todo acabó y el paso reposaba en el lugar que ocupa dentro de la Capilla, alguien confundido aún por los parabienes, gritó su nombre:
- ¡Jesús!...¿donde está el niño?...¿alguien ha visto a Jesús?...la cuadrilla entera salió a su encuentro…pero ni rastro de Jesús.
Una representación de la cuadrilla del Stmo. Cristo de las Tres Caidas, acudió al programa "El Llamador", para dar cuenta de esta historia y aprovechar los micrófonos para recabar información
acerca del paradero del pequeño. ¿Pudo ser el mismo Jesús niño acompañando a los costaleros de Triana? Otras cosas más difíciles han sucedido...
Fuentes:
Fotos Virgen que llora hechas por mi niña Sherezade.
http://elblogdellilu.blogspot.com.es/2013/04/coleccion-de-llamadores-x.html
http://cofrades.pasionensevilla.tv/profiles/blogs/el-paso-de-palio-de-la
http://www.galeon.com/juliodominguez/2009/eti.html
http://adictosasemanasantasevilla.blogspot.com.es/2011/05/la-increible-leyenda-del-misterio-de.html
http://lacamaracofradedeauxipemore.blogspot.com.es/2013_02_01_archive.html
2 comentarios:
Me encantó cada una de las historias, la del niño jesús es bella, pero me conmovió mucho la del señor que veía llorar a la virgen que seguramente sabia lo que le esperaba. Soy un enamorado de la virgen de la esperanza y aunque soy de Nicaragua cada Semana Santa la vivo como si fuese trianero. Amo a esta virgen y mi sueño es como el joven de la leyenda ir a verla algún día y si Dios y ella quieren cumpliré mi sueño en algún momento.
Gracias Yader, A ver si meto más curiosidades sobre hermandades,ya que hay muchísimas,no sólo en Sevilla capital,sino también en la provincia,aunque cuesta un poco recopilarlas. Espero que algún día puedas venir a Sevilla para verla, eso sí, te aconsejo que no se te ocurra verla cuando pasa el puente,pues la gente se arremolina y no dejan ver nada,incluso los nazarenos y músicos lo pasan mal porque hay gente que casi los arrolla; lo digo con conocimiento de causa,ya que soy sevillana y lo he visto muchos años,aparte de que mi marido toca en la banda que va tras la Esperanza de Triana.Un saludo desde España a ti, tu familia y a Nicaragua.
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